Por buscar el poema perfecto
(torpe orgullo)
será que ya no te escribo
dando por seguro
que el tiempo
nos sobra
que la
eternidad espera
que se encarga
el destino.
Y me engaño diciendo
que sin falta mañana
lo haré sin apuros
que los
urgentes primero
que los
imposibles no importan
que
estaré más tranquilo.
Y con las ganas tan siempre listas
(y tan contradictorias)
con el humor contaminado
con la hostilidad inevitable del tiempo que asoma
con los huesos cansados y las canas que afloran
con rabias en la boca
con miradas agudas y verdades desnudas
con admiración (desde lo más profundo)
y las palabras que esperas
y no te digo
te sigo amando
como el primer día en cada latido.